Hoy, a través de twitter he llegado a "El antidecálogo de los infografistas" y se me ha ocurrido desarrollar uno propio de los consultores... a modo de autocrítica del sector (aunque no lo parezca, algo de experiencia tengo y de bastantes consultoras). esto es lo que ha quedado:
- Coloca a alguien sin ambición ni conocimiento al frente del proyecto, alguien que sólo se preocupe por hacer cosas bonitas y llamativas, pero no por investigar y buscar la mejor manera de solucionar los problemas de los clientes.
- Haz que cualquier gerente (mejor si es uno sin criterio) pueda decidir cómo se hacen los documentos. Los documentos y lo que va en ellos pertenece a los gerentes. Si no les gustan los colores o los contenidos o ambos, ellos deciden qué se hace.
- Si tus consultores quieren salir a la calle a hacer trabajo de campo, no les dejes. Eso es cosa de analistas o empresas de bajo nivel, no de consultores que sólo tienen que dibujar lo que se les dice.
- Gerentes y consultores no tienen que hablar entre ellos. Los gerentes sólo sueltan sus ideas y esperan a que el documento esté hecho. En ningún caso es necesario explicar al consultor de qué va el tema. ¿Para qué necesitan entenderlo? Sólo tienen que escribirlo...
- Lo mejor es tardar lo mínimo posible en realizar el proyecto y al menor coste posible. Ser el que mejor lo haga o que la información sea útil o incluso real es secundario. Aunque no sepamos exactamente lo que queremos solucionar, sacamos un documento, que es lo que el cliente espera: dibujos, cajas, flechas, fotos, etc.
- Si otra consultora ha publicado un documento que le ha gustado al gerente, se fusila y listo. Nada de buscar una manera de contarlo más adaptado al cliente o a su necesidad, nada de buscar la información por tí mismo para contrastarla o plantearte una mejor manera de explicarlo. Si lo ha hecho una consultora de prestigio, será que esa es la mejor manera.
- Nada de arriesgarse a experimentar con nuevos formas o conceptos, usemos las de toda la vida -que por cierto son las que la gente ya entiende- y reinterpretémoslas eliminando cualquier vestigio del sentido común que las generó: cuanto más enrevesadas y complicadas más parecerá que hemos hecho algo. Los anglicismos ayudan a esto.
- Un concepto que tarde en hacerse más de un día no merece la pena, especialmente si no queda reflejado en una diapositiva al final del día: el trabajo se demuestra en el número de páginas que se generan por hora.
- El gerente que reescribe el documento no tiene que leer los datos que lo soportan. Los gerentes están muy ocupados con los dibujos, la edición y el formateo, que es lo importante, como para andarse preocupando por los contenidos o las conclusiones.
- No se debe mirar nunca lo que hace la competencia. Generalmente lo que hace la competencia es de mala calidad -los clientes les contratan porque no tienen ni idea-. Además, corremos el peligro de que perdamos nuestro estilo propio
Espero que la lista genere unas risas y alguna reflexión.
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